miércoles, 5 de febrero de 2014




Creador del Primer periódico del Ecuador Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo es considerado por muchos críticos como el mayor agitador de conciencia crítica de la Colonia, Médico, Escritor, Periodista, Bibliotecario, un insigne personaje que ha dado el Ecuador.

Nació en Quito, el 21 de febrero de 1747. Su padre, Luis Santa Cruz Espejo, indio quechua de Cajamarca, Perú y su madre una mulata  quiteña doña  María Catalina Aldaz y Larraincar

biografia de eugenio espejo

Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo es considerado por muchos críticos como el mayor agitador de conciencia crítica de la Colonia, Médico, Escritor, Periodista, Bibliotecario, un insigne personaje que ha dado el Ecuador.

Nació en Quito, el 21 de febrero de 1747. Su padre, Luis Santa Cruz Espejo, y su madre doña  María Catalina Aldaz y Larraincar
Se recibió como médico a los 20 años de edad, además de haberse graduado en leyes civiles y canónicas, escribió varias obras importantes entre 1779 y 1781 como: El nuevo Luciano de Quito, Marco Poncio Catón y La Ciencia Blancardina; obras de crítica mordaz a la ciencia quiteña y de descamado análisis al sistema educativo para la época.

En el ámbito de la medicina Eugenio Espejo fue un aporte fundamental cuando a la sociedad quiteña tuvo que aportar con sus sabios conocimientos para prevenir la viruela, siempre fue un hombre que apoyó a los más desposeídos. En 1785 el Cabildo de Quito le pidió un instructivo para prevenir la viruela que azotaba en esa época, Espejo produjo unas Reflexiones: historia de las enfermedades contagiosas, cuadro exacto de las costumbres y condiciones sanitarias de Quito y valioso aporte a la literatura científica.

La defensa de los curas de Riobamba, seguida en 1787 por Cartas riobambenses, quebrando la fuerza de los latifundistas de la época y cuestionando toda aquella  estructura socio-económica de la "razón"
dominadora. Esto provocaría su exilio en Santa Fe de Bogotá donde sería juzgado por el Virrey.
Su permanencia allí le dio un panorama más global y una conciencia aún más crítica y valorativa de lo propio y una férrea convicción de la capacidad quiteña para reformarse.

Murió  el 26 de diciembre de 1795 a los 48 años de edad, pero dejó un legado en todos los ámbitos de la sociedad ecuatoriana y fue la luz que encendería el proceso libertario de la sociedad quiteña y ecuatoriana.